En las últimas semanas se está hablando mucho de Fridays for Future, las protestas de los estudiantes, el apagón del 30 de marzo, las recogidas masivas de plástico y basura acumulada en playas o en zonas retiradas… En las grandes ciudades se toman medidas como restringir el acceso de coches particulares o reducir la velocidad máxima permitida y se está acabando con el mercado del diésel. Pero, ¿qué podemos hacer nosotros por los osos polares o el desastre medioambiental que nos llega? Aquí os queremos proponer ciertos hábitos prácticos cotidianos que podemos realizar individualmente y que tienen un impacto positivo muy visible y directo; como consumidores somos el único objetivo del mercado y nuestra demanda transforma directamente la oferta de las grandes y pequeñas empresas y, por ende, de ese ser abstracto y aparentemente inalcanzable del que tanto hablamos: el sistema.
En el supermercado:
- Las bolsas de plástico cuestan pocos céntimos, pero su producción en masa es contaminante y, sobre todo, innecesaria salvo en ocasiones puntuales. Dentro de tu bolso o tu cartera puedes llevar siempre una bolsa reutilizable de tela o rafia que no ocupa apenas lugar ni pesa para no tener que pedir bolsas en la caja.
- Dentro de la bolsa reutilizable con la que vas a la compra puedes añadir ahora unas pequeñas bolsas de tela para la fruta y verdura a granel y evitar escoger los productos que veas envasados en bandejas o recubiertas de plástico. Puedes conseguir estas bolsas en muchos lugares (aquí, por ejemplo, junto con otros muchos productos que te ayudarán a reducir el consumo de plástico) y si no también puedes reutilizar las de plástico de compras anterior o las de papel. Salvo algunos pocos alimentos, la mayoría de frutas y verduras no manchan ni dejan ningún olor en las bolsas. Aunque el primer día que hagas la compra puede resultarte raro, cada vez más trabajadores de las tiendas lo conocen y no tienen problema en pesar la verdura en este tipo de bolsas.
- Fíjate en el origen de los productos frescos e intenta consumir productos locales o, al menos, nacionales. Se venden muchas naranjas sudafricanas o aguacates chilenos cuando en Granada y la zona de Levante se cultivan estos mismos productos de calidad, en temporada y sin necesidad de pasar procesos de congelación ni el gasto de un transporte desmesurado e innecesario.
- Compra pastillas de jabón para el cuerpo en lugar de gel para reducir la producción y consumo de envases de plástico. Compra champú en formato sólido, envasado en materiales reciclados, escoge el vinagre y el bicarbonato como alternativa o incluso prueba a hacerlo tú en casa.
- Escoge siempre que te sea posible los productos envasados en vidrio en lugar de latas y envases de plástico. El vidrio puede reutilizarse en casa o ser reciclado en el contenedor verde; la temperatura de fundición de los fragmentos de vidrio es mucho menor que la de la materia prima original por lo que producir nuevos envases de cristal a partir de los trozos que reciclamos es mucho menos contaminante y más económico.
- Evita los alimentos elaborados con ingredientes innombrables que no conoces, come sencillo cuidando tu nutrición y la variedad. Planifica tu compra cada semana o cada mes para evitar desechos alimentarios.
- Consume productos ecológicos que cuidan tu salud y las tierras de cultivo al no estar contaminados por fertilizantes químicos ni transgénicos.
- Reduce el consumo de carne y pescado aumentando su calidad. Hoy en día consumimos productos cárnicos a diario cuando es recomendable hacerlo uno o dos días a la semana. Busca huevos de corral, pollos criados en libertad y carne y pescado ecológicos y de mayor calidad; de esta manera no ingerirás las hormonas ni los antibióticos con los que se trata al ganado y dejarás de contribuir al maltrato y la explotación animal. Hoy en día la mayoría de los recursos de agua y cultivo de cereales se destina únicamente al alimento del ganado cuando la misma cantidad de vegetales cultivados podría abastecer a gran parte de la población.
- Consume pescado solo cuando conozcas bien su procedencia, evita el pescado proveniente de acuíferos masivos por tu propia salud y limita tu consumo a las zonas pesqueras pidiendo pescado de temporada.
- Consume productos de temporada. ¿Sabías que la tierra produce los alimentos que nutricionalmente tu cuerpo más necesita en cada época del año? Los productos de temporada necesitan menos fertilizantes y tratamientos por lo que tienen más sabor, son locales, no necesitan viajar miles de kilómetros y, además, ¡son más baratos!
En casa:
- Adapta la factura de la luz bajando la potencia a solo la necesaria.
- Usa bombillas y lámparas LED de bajo consumo que te harán también ahorrar mucho dinero con el paso del tiempo.
- Utiliza enchufes múltiples en casa o en el trabajo para poder cortar la corriente cuando no los utilices; los aparatos electrónicos como la tele o el ordenador y cualquier cargador siguen consumiendo electricidad, aunque estén en reposo.
- Al hacer la colada, lava en frío y sin prelavado salvo excepciones puntuales; tu ropa no necesita tanto para lavarse, se estropea menos y se ahorra hasta un 80% de agua.
- Los productos de limpieza del hogar son en su mayoría inventos innecesarios; compra solo los básicos y utiliza de nuevo vinagre y bicarbonato para la limpieza del hogar. Así reduces en gran medida el consumo de químicos que contaminan el agua, la producción de envases de plástico y liberas tu hogar de químicos en tu vajilla, aseo y mobiliario. La sal blanquea la ropa, el bicarbonato acaba con la grasa en la vajilla o el horno, abrillanta y quita olores, el vinagre esteriliza, desinfecta y ahuyenta insectos, el limón quita las marcas de la cal y las manchas de grasa de la ropa. Puedes encontrar numerosas guías en internet para aprender a usar estos productos en tu casa y ahorrar mucho dinero y complicaciones en la compra de productos específicos que nunca has necesitado.
- Vuelve a utilizar servilletas de tela en tu casa, más bonitas y evitan el gasto de mucho papel si piensas en cada casa.
- En los productos de higiene, considera optar por cuchillas no desechables de mayor calidad, utilizar cepillos de dientes de bambú o reciclar siempre al contenedor amarillo los de plástico y las mujeres podéis probar la copa menstrual como alternativa: evita una inmensa cantidad de desechos cada mes, es una opción mejor para la salud íntima al carecer de químicos, su uso es muy cómodo y ahorraréis notablemente.
Todo esto debemos hacerlo sin olvidar la base: el reciclaje de todos los desechos y adquirir el hábito de reducir el consumo siempre que sea posible. El reciclaje evita una gran parte de la fabricación de materiales y de su impacto energético pero no es suficiente. Os recomendamos la página de Greenpeace donde podéis encontrar más información práctica sobre lo que sí podemos hacer cada uno con nuestro consumo y nuestras pequeñas grandes acciones para trabajar en la urgente preservación de los recursos naturales y de la flora, la fauna y el sistema ecológico actual. Recuerda que el consumidor es el que manda. Todos somos consumidores, todos tenemos la responsabilidad de actuar conjuntamente y esta crisis medioambiental es la mejor oportunidad para aprender a alimentarnos bien, cuidar nuestra salud y descubrir increíbles inventos. Consume mejor, fortalece los pequeños negocios y las iniciativas saludables y cuidadosas con el medio ambiente y con tu propio bienestar.
Autor: Sarah Nur